Si fuera por la cantidad de letreros con mensajes
alusivos al ambiente, el Ecuador debe tener las carreteras más ecológicas del
mundo. Coja su corra o un bus y circule
por las carreteras del país y va a encontrar una diversidad de letreros. De
muchos tamaños y de muchos tipos. Desde infografías, letreros de solo texto o
incluso letreros con fotos. Los letreros hablan de los bosques, del agua, de la
fauna. En algunas carreteras, la cantidad de letreros es impresionante. Cada 5
kilómetros hay un letrero.
Y yo me pregunto, ¿cuál será el verdadero efecto de
dichos letreros? ¿Será que los que recorremos estas vías nos volvemos más
conscientes y cambiamos nuestros hábitos? ¿Será que alguien cuida más el agua o
que alguien deja de talar un árbol? La verdad lo dudo. Porque el que tala el
árbol lo hace o para enriquecerse o para suplir una necesidad básica. Y no lo
va a dejar de hacer porque en una carretera hay un letrero que dice que el
bosque nos da aire puro. La cosa es profunda y compleja. La tala de un árbol es
una cadena de sucesos y de actores. Se corta el árbol porque alguien pidió un
mueble que se hace de madera o porque una compañía que construye viviendas para
personas que necesitan una solución habitacional va a usar dicha madera para
apuntalar la casa. O quizás se tala porque se necesita ese espacio para sembrar
el maíz que luego servirá para hacer el balanceado para el pollo que alguien se
va a servir en su mesa. Y sobre esa cada, el letrero tiene muy poco efecto.
Por otro lado, me cuestiono seriamente que tanto tomaron
en cuenta los constructores de la carretera conceptos ecológicos para diseñarla
y construirla. ¿Estudiaron su trazado para evitar que pase por lugares ecológicamente
sensibles? ¿Se realizó el estudio de impacto ambiental sin hacer copy paste de
otros lados? ¿Se tomaron en serio las recomendaciones del plan de manejo? ¿Se
invierte algo proporcional al costo de la carretera en acciones para evitar,
minimizar o compensar los daños ambientales? ¿Se usaron técnicas modernas con
bajo impacto? ¿Se midió el posible impacto de la carretera no solo como un
espacio físico sino su funcionalidad que permite mayor acceso a ecosistemas
naturales? ¿Se evitó la fragmentación de hábitats y se construyeron puentes o
túneles de conexión para la vida silvestre? ¿Se evitó afectar fuentes de agua?
Pregunto nomás.
Porque me da la impresión de que nada de eso ocurre en
las carreteras ecuatorianas. Muchas veces solo se toma en cuenta las
necesidades sociales o económicas pero no los temas ambientales. Solo por
formalidad. Incluso a veces, existen ciertas obras cuyo mayor beneficio es que
la gente involucrada en su construcción lucre de su construcción. A veces
existen alternativas más inteligentes como ampliar vías existentes y no abrir
nuevos frentes. O planificar y ordenar el desarrollo de los sitos.
Me deja una sensación agridulce recorrer los caminos, ver
tanto letrero ecológico y palpar el impacto ambiental que las vías tienen sobre
los ecosistemas y la biodiversidad.
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