Hace 30 años yo acababa de cumplir 5 años. No recuerdo como celebramos ese cumpleaños. Estoy seguro que fue en la casa de Urdesa Norte cuando todavía había el gran patio de tierra, lleno de árboles y aventuras. Hace 30 años, seguro no conocía la zona de Puerto López ni nada de Manabí. No era una referencia en mi vida.
Hace 30 años nos gobernaba una Junta Militar compuesta por tres militares, valga la redundancia. Estabamos cerca de la transición. Jaime Roldós estaba por asumir el mando presidencial. Volvíamos a la democracia luego de más de 8 años de dictadura militar. Vivíamos la bonanza del petróleo, que por supuesto no le llegó a todo el mundo.
Hace 30 años, Puerto López era una parroquia del cantón Jipijapa, los caminos eran de tierra y díficiles. Hace 30 años, nadie tomaba en cuenta unas ballenas que llegaban a las costas del Ecuador todos los años. Hace 30 años los bosques eran altos y estaban llenos de especies maderables y de animales en no peligro de extinción.
Hace 30 años, casi no había áreas protegidas en Ecuador. Apenas unas cuantas, menos de 10. El mundo casi no hablaba de conservar la naturaleza. El Ecuador tampoco.
Hace 30 años, muchos de los conservacionistas de hoy eran jovenes llenos de ilusiones y sueños.
Hace 30 años, ninguna carrera en las universidades se relacionaba mucho al manejo de los recursos naturales.
Hace 30 años, había pobreza en el Ecuador. No se si más o menos. Yo diría que diferente. La gente vivía mucho más en el campo. Usaba los recursos, sacaba madera, pescaba todo lo que quería. Eramos muchos menos habitantes y el consumo era mucho menor.
Hace 30 años los bosques secos ya había sido bastante afectados pero todavía había remanentes importantes.
Todo era tan diferente hace 30 años. Otras circunstacias. Han pasado 6 lustros, 5 décadas, más de 10 presidentes, algunos alcaldes.
Hace 30 años, en Manabí, se creó el Parque Nacional Machalilla. Un lugar excepcional para la diversidad biológica del Ecuador, tanto terrestre como marina. Un lugar excepcional para la historia del Ecuador, tanto pasada como presente. Un lugar que sin embargo, genera emociones encontradas. Todavía es posible disfrutar y beneficiarse de su belleza, pero ya los ecosistemas están deteriorados. Ya no es lo mismo de antes. La típica pregunta, es, como está Machalilla 30 años después. La reacción de mucha gente es que está peor, que se ha invertido mucha plata y nada ha pasado.
Discrepo. Yo creo que esa es una mirada poco objetiva. Yo los desafío a pensar que hubiera pasado si Machalilla no hubiera sido creado. Quedaría mucho menos. Gran parte del desarrollo de la zona, no se hubiera dado porque el turismo no tendría el mismo impulso.
Estoy de acuerdo en que las cosas no se han manejado del todo bien. Que la inversión no ha sido tan eficiente, que todavía hay demasiado por mejorar. Pero, sin justificar, hay que decir que la estructura del estado no se presta para desarrollar los temas de conservación. La inestabilidad de financiamiento y de organización no permiten procesos de largo plazo. Además, todavía prima en el Ministerio del Ambiente un cierto dejo de aquella filosofía de conservación sin gente. El discurso ha cambiado, pero la práctica no mucho.
Creo que lo importante es que más allá de las fiestas y celebraciones, nos sentemos a reflexionar que ha pasado, que está pasando y como podemos trabajar en el futuro.
Han sido 30 años, hay mucho que contar. Pero eso es una ficción, porque en realidad son solo 30 años de este modelo de conservación porque la zona lleva más de 8.000. Este es un buen momento para tomar pasado y futuro y construir el presente del Parque Nacional Machalilla.
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