¿Qué es la participación? Desde que empecé a merodear el mundo de la conservación escuché que la participación era importante. Y pronto me convencí porque tuve experiencias motivadoras trabajando con unas amigas que creían en eso y que generaban experiencias enriquecedoras. Una de las cosas que más me motivó de mis inicios en el tema fue la necesidad de encontrar un equilibrio entre las necesidades de la gente y la conservación de la naturaleza. Mas allá de los trillados discursos de desarrollo sustentable o la moda actual de unir pobreza con medio ambiente.
Debo hacer una confesión inicial eso si. Yo entré a esto porque me gustaban los animales. Porque cuando era niño "cazaba" sapos en el patio de mi tío. Porque me gustaban los perros y los gatos. Porque me gustaba ver en la televisión animales como los delfines, las ballenas, los leones. Porque me gustaba ir a una finca y sentarme a ver pasar el río, porque disfrutaba de ir a Tumbaco y gozar del campo serrano. Pocas excursiones hice y siempre con un poco de temor. Es decir, lo que me importaba era conservar la naturaleza porque me parecía bonita. Me costaba entender como alguien podía destruir algo que era maravilloso.
Pero enseguida que empecé a trabajar en una fundación, me di cuenta de la otra realidad. Esa que uno ve en las noticias y que la siente lejos. La pobreza y hasta la miseria. Las necesidades y las carencias. Y entonces muy pronto entendí que el tema no era sencillo sino complicado y que la cosa no era con el mundo animal sino con los seres humanos.
Asi que desde entonces creo que para conservar se necesita que la gente participe. Pero de nuevo, ¿qué quiere decir participación? ¿Estar ahi presente? ¿Leer un documento? ¿Escuchar una charla? ¿Emitir comentarios? ¿Diseñar proyectos? ¿Organizar una movilización?
Los teóricos plantean que hay diferentes tipos de participación que van desde la simple información hasta la autodeterminación. Idealmente uno pensaría que lo ideal es la autodeterminación. Una participación tan activa que la toma de decisiones está en los actores sociales y no en las instituciones externas. Pero para llegar a eso se necesita tiempo y preparación.
Se necesita aprender a participar. Es todo un tema. No es sencillo. Se necesita aprender a escuchar y a hacer preguntas, se necesita aprender a entender las necesidades del grupo y a darles cabida. Se necesita tener predisposición, autoestima. Se necesita mucho.
Los conservacionistas a veces caemos en el juego. Como lo políticamente correcto es la participación, la incluimos en nuestros proyectos. Algunos con más énfasis que otros. Pero todavía estamos lejos porque es un tema complicado. Puede ser que consultemos y que acojamos comentarios, pero generalmente las necesidades las seguimos proponiendo nosotros. A la larga, ¿cuántas personas participan en el diseño de una propuesta? ¿Todas las que estuvieron en un taller? ¿O las cinco que dijeron algo?
Creo que más importante es reconocer nuestras limitaciones. Entender los niveles de participación que hemos alcanzado y procurar dar pasos más importantes. Eso solo es posible con educación. Una educación hacia adentro de las organizaciones para aprender a manejar los procesos de participación. Y una educación hacia la gente que queremos que participe. Darles cada vez más poder, más autoestima, más herramientas.
Solo así, algún rato, los procesos de participación serán efectivos
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