Definitivamente uno de los temas candentes del momento es el tema de la energía. En parte porque es lo peor del mundo vivir sin electricidad. Somos demasiado dependientes de ella.
La pregunta del millón es que pasa? Por que no hay suficiente energía en Ecuador? Y la respuesta tiene varios matices. Por un lado está el tema del consumo. De la demanda. Cada vez somos más ecuatorianos por lo tanto la demanda es mayor. Pero también, cada vez, cada persona demanda más energía. Entonces la demanda crece porque hay más gente y porque usamos más energía.
Y la oferta? Aquí la cosa se complica. Por un lado, físicamente no existe la suficiente capacidad de generación de energía. En el sentido de que no se ha levantado la infraestructura necesaria. Porque al vivir en el Ecuador, tenemos algunas fuentes potenciales. La hidroeléctria, la solar, la eólica. Sin embargo, el tema no se ha tratado de forma estratégica. En la práctica, porque planes han habido muchos e interesantes, pero no se han llevado a la práctica. Por lo tanto, la consecuencia son los racionamientos de energía.
Es irónico porque existen los recursos. Pero hacer hidroeléctricas no es fácil. Son inversiones grandes y trabajos muy especializados. El problema con eso, es que cuando de por medio hay mucha plata, también hay mucha corrupción. Las cosas no se hacen o se hacen mal. Pasan años y seguimos dependiendo solo de la vertiente oriental. Hemos sido poco estratégicos.
Pero bueno, más allá de todos los temas netamente energéticos, hay un tema que está en relación con este blog. Y es el tema de la deforestación. Para mantener las capacidades de los ecosistemas de retener el agua para la generación hiodroeléctrica se necesita conservar la naturaleza. Sin atenuantes. Una de las causas de la falta de caudal es la deforestación. Está, aparte de alejar las lluvias, hace que la sedimentación de los ríos sea mayor. Es lamentable esta falta de previsión. Hablan y hablan de que son ambientalistas, pero en la práctica, se permite la deforestación en los lugares críticos, como las cabeceras de los ríos.
Nadie niega el derechos de las poblaciones para buscar oportunidades económicas, o para vivir dignamente. Pero no se puede entender que el beneficio de unas pocas familias esté por encima del beneficio de muchas. No se trata de poner cercas, pero si de entender que hay lugares que es necesario proteger, dejar lo más natural posible.
Hay que enfrentar el problema de manera integral. No solo hay que producir más energía, sino ahorrar más y conservar los ecosistemas que sostienen la vida.
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