Cordillera Chongón Colonche
La cordillera Chongón Colonche es un sitio importante por la ocupación ancestral del territorio, por su diversidad biológica, por el endemismo y por los servicios ecológicos que presta a las comunidades locales (materia prima, agua, oportunidades de recreación).
Dentro y alrededor de la cordillera encontramos aproximadamente 20.000 personas que se dedican principalmente a la agricultura y ganadería. Además, se extrae madera, productos no forestales (tagua, paja toquilla, miel, lana de ceibo, caña guadua). La principal forma de organización de la zona es la comuna que es una figura legal que permite la propiedad colectiva de la tierra y que en ciertos casos ha sido usada como una herramienta de defensa de territorios ancestrales. Los niveles de pobreza en la zona son altos, en algunos casos por arriba del 80% de la población, y los servicios básicos como el agua, el saneamiento ambiental, la educación y la salud son deficitarios.
La diversidad de la zona se da a niveles de ecosistemas, especies y genes. En la zona existe un mosaico de ecosistemas que van desde matorrales secos, diferentes tipos de bosques secos y bosque de garúa, llamados así por la presencia anual de neblina y precipitación horizontal. En cuanto a fauna, tenemos más de 200 especies de aves, más de 100 especies de mamíferos. Otros grupos no han sido estudiados a profundidad. Además de la diversidad es importante el endemismo. Más de 30 especies de aves son endémicas de la región tumbesina y se considera que un 20% de las especies de plantas también son endémicas. Toda esta importancia de biodiversidad ha sido reconocida por diferentes estudios a nivel nacional, por la declaratoria de bosques protectores y áreas protegidas y por la designación como Área de Importancia para las Aves.
Finalmente, los ecosistemas de la cordillera son importantes porque proveen de algunos servicios ecológicos a las poblaciones humanas. Por un lado está el agua que abastece a las poblaciones dentro de la cordillera y también a grupos humanos externos. El agua se utiliza para consumo humano pero también para procesos de producción agrícola y para la recreación. Los bosques proveen madera y productos no forestales que han sido tradicionalmente utilizados por las comunidades. También encontramos en la zona atractivos turísticos de interés como son las aves, los ecosistemas naturales, cascadas, vestigios arqueológicos, entres otros.
Para conservar esta zona, 21 grupos de comunidades locales, Fundación Natura y el Ministerio del Ambiente han trabajado en una propuesta de conservación que devuelve a las comunidades la responsabilidad de manejar su territorio con fines de desarrollo y conservación. Este manejo implica la implementación de unas normativas comunitarias para el uso de los recursos naturales de la comunidad. Bajo este sistema existen 155.000 hectáreas de territorio y 71.000 hectáreas de bosque permanente. Actualmente, como un incentivo por su esfuerzo de conservación, las comunas y grupos de conservación reciben un incentivo monetario de acuerdo al número de hectáreas de bosque permanente que ellos conservan. Con este incentivo se cubren la mayoría de los costos de conservación y en algunos casos existen saldos positivos que permiten inversión en temas prioritarios de las comunidades.
Ideas sueltas sobre temas ambientales, especialmente relacionados a la biodiversidad del Ecuador
miércoles, 29 de abril de 2009
Las elecciones nos reflejan
Creo que cada actuación nuestra como país refleja un poco lo que somos. Y las elecciones realmente lo hacen. Por un lado ese fervor patriotero. Todo el mundo se cree el discursito de que su voto cuenta, que este es un deber cívico. Ya solo falta la música de fondo. Yo no me como el cuento, uno vota y luego nadie hace caso lo que uno dice.
Las elecciones son un reflejo de nuestra diversidad. Afuera de los recintos se vende todo lo que uno pueda imaginar. Desde comida de picar hasta verdaderos almuerzos. Y en la calle se vende de todo. Juguetes, artefactos, ropa. Esta última vez me sorprendió que hasta vendían subscripciones a cable. Ya nos hemos vuelto sofisticados. Poco a poco, la televisión pagada deja de ser un lujo y se vuelve accesible a más gente. Y eso que está cargada de impuestos.
Nos reflejan las elecciones en lo desorganizados. Generalmente todo es desorden y caos. Por un lado las autoridades no hacen todo del trabajo y la gente tampoco se da el tiempo para informarse. Deambulan por ahi.
Y llega la hora de los resultados. Ojalá nos coja confesados. Por lo general tenemos exit polls. Luego vienen los escrutinios. Pero cada vez se vuelven más sofisticados y más lentos. Lo cual genera duda. Es más, hay poco lugares donde no ha habido reclamos. Está la gente que no saber perder, pero también los pequeños fraudes e incosistencias. En algunos lugares se forman grescas, hay reclamos.
Y luego pasa el tiempo y nos olvidamos de que votamos por alguien o por algunas ideas. No defendemos el voto, lo dejamos perder. Muchos piensan que con votar, ya todo está resuelto.
Por eso digo que las elecciones nos reflejan. Y que tiene eso que ver con el ambiente, me pregunto. Directamente casi nada, pero indirectamente si porque más o menos eso es lo que sucede.
La gente exalta la conservación, lo consideran una obligacion. La biodiversidad del país se refeja en los alimentos y en las formas de encarar el asuston. Luego están las peleas y desacuerdos porque no podemos concensuar. Y finalmente, a pesar de todo el fervor, todo queda en nada. Nadie se preocupa.
Las elecciones son un reflejo de nuestra diversidad. Afuera de los recintos se vende todo lo que uno pueda imaginar. Desde comida de picar hasta verdaderos almuerzos. Y en la calle se vende de todo. Juguetes, artefactos, ropa. Esta última vez me sorprendió que hasta vendían subscripciones a cable. Ya nos hemos vuelto sofisticados. Poco a poco, la televisión pagada deja de ser un lujo y se vuelve accesible a más gente. Y eso que está cargada de impuestos.
Nos reflejan las elecciones en lo desorganizados. Generalmente todo es desorden y caos. Por un lado las autoridades no hacen todo del trabajo y la gente tampoco se da el tiempo para informarse. Deambulan por ahi.
Y llega la hora de los resultados. Ojalá nos coja confesados. Por lo general tenemos exit polls. Luego vienen los escrutinios. Pero cada vez se vuelven más sofisticados y más lentos. Lo cual genera duda. Es más, hay poco lugares donde no ha habido reclamos. Está la gente que no saber perder, pero también los pequeños fraudes e incosistencias. En algunos lugares se forman grescas, hay reclamos.
Y luego pasa el tiempo y nos olvidamos de que votamos por alguien o por algunas ideas. No defendemos el voto, lo dejamos perder. Muchos piensan que con votar, ya todo está resuelto.
Por eso digo que las elecciones nos reflejan. Y que tiene eso que ver con el ambiente, me pregunto. Directamente casi nada, pero indirectamente si porque más o menos eso es lo que sucede.
La gente exalta la conservación, lo consideran una obligacion. La biodiversidad del país se refeja en los alimentos y en las formas de encarar el asuston. Luego están las peleas y desacuerdos porque no podemos concensuar. Y finalmente, a pesar de todo el fervor, todo queda en nada. Nadie se preocupa.
miércoles, 22 de abril de 2009
Tierra del día
A mi siempre me gusta darle las vueltas a las cosas. Y entre mis temas recurrentes está el menosprecio a escoger algún día del año para celebrar algo. Solo admito cumpleaños y más como una excusa de ver a los amigos que como cualquier otra cosa. Claro que es un poco contradictorio porque como un comunicador, se que las fechas especiales son una buena oportunidad para llamar la atención. Pero mi subconsciente genera rechazo. No lo puedo evitar.
Hoy es el día de la Tierra. Pocos recuerdan sus orígenes que tienen que ver con un senador gringo que logró movilizar gente para poner el tema ambiental en la agenda. Nelson se llamaba. Ahora es de todo un poco. Es más, hoy, por esos efectos de la globalización, Evo logró que la ONU reconozca este día como el día de la Pachamama. Es decir, la acción civil y de libertades a ultranza de los gringos y la cultura indígena ancestral.
La verdad, hay muchas maneras de celebrar. Con eventos, con publicaciones, con lanzamientos. Hoy más que nunca hay muchos medios tecnológicos que le permiten a uno expresar. Las redes sociales, Youtube, los blogs. Y los típicos. La televisión, la radio, los periódicos, eventos.
La gran diferencia es que hace unos dias años no se hablaba mucho. Ahora se habla demasiado. Demasiado en el sentido de que muchos se apropian del discurso y lo manosean. Los empresarios hablan de responsabilidad ambiental, pero no dudan en hacer estudios de impacto ambiental viciados. Los gobiernos locales hablan del tema, pero siempre y cuando no les afecte. Si alguien contamina que pague, pero si ellos sacan piedras de los ríos, está bien. Hasta los ambientalistas, se quejan de la minería pero consumen artículos que dependen de la minería, como las computadoras o el internet. Porque todos queremos la banda ancha que nos brinda el cobre.
Uno puede tomar el tema por el lado positivo. Por todas las cosas buenas que están sucediendo. Por una mayor conciencia, por acciones positivas, por modelos de conservación exitosos. También podemos hacer una apología del desastre. El cambio climático inminente, las enfermedades, la distribución del agua. O también uno puede relacionar el ambiente con otros temas. El arte, la pobreza, la forma de hacer negocios. En todo caso, siempre será mejor el equilibrio.
El problema es que muchas veces el tema pasa por la corrupción. O por los absurdos del sistema. Como podemos gastar más en armas que en combatir la pobreza y la desnutrición. Como permitimos que se invierta inadecuadamente los recursos para la conservación.
Hay muchos matices, muchas entradas. Quizás algo importante es preguntarse que ha hecho uno por la conservación el día de hoy. Que vamos a hacer mañana. O que hicimos ayer.
La reflexion final que quería hacer es sobre el nombre del planeta. Tierra. Porque lo habremos llamado tierra a un planeta que es agua. 70% agua. Incluso nosotros, los seres humanso y casi todos los seres vivientes somos en un 70% agua. Esa agua sin la cual no podemos vivir. Una persona decía, que hay debajo de los océanos. Pues una capa de tierra, pero una muy fina llamada corteza. Debajo está el fuego que es líquido. Más agua. A la larga, no tiene tanta importancia, pero me parece algo interesante.
Ahi va mi granito de arena.
Hoy es el día de la Tierra. Pocos recuerdan sus orígenes que tienen que ver con un senador gringo que logró movilizar gente para poner el tema ambiental en la agenda. Nelson se llamaba. Ahora es de todo un poco. Es más, hoy, por esos efectos de la globalización, Evo logró que la ONU reconozca este día como el día de la Pachamama. Es decir, la acción civil y de libertades a ultranza de los gringos y la cultura indígena ancestral.
La verdad, hay muchas maneras de celebrar. Con eventos, con publicaciones, con lanzamientos. Hoy más que nunca hay muchos medios tecnológicos que le permiten a uno expresar. Las redes sociales, Youtube, los blogs. Y los típicos. La televisión, la radio, los periódicos, eventos.
La gran diferencia es que hace unos dias años no se hablaba mucho. Ahora se habla demasiado. Demasiado en el sentido de que muchos se apropian del discurso y lo manosean. Los empresarios hablan de responsabilidad ambiental, pero no dudan en hacer estudios de impacto ambiental viciados. Los gobiernos locales hablan del tema, pero siempre y cuando no les afecte. Si alguien contamina que pague, pero si ellos sacan piedras de los ríos, está bien. Hasta los ambientalistas, se quejan de la minería pero consumen artículos que dependen de la minería, como las computadoras o el internet. Porque todos queremos la banda ancha que nos brinda el cobre.
Uno puede tomar el tema por el lado positivo. Por todas las cosas buenas que están sucediendo. Por una mayor conciencia, por acciones positivas, por modelos de conservación exitosos. También podemos hacer una apología del desastre. El cambio climático inminente, las enfermedades, la distribución del agua. O también uno puede relacionar el ambiente con otros temas. El arte, la pobreza, la forma de hacer negocios. En todo caso, siempre será mejor el equilibrio.
El problema es que muchas veces el tema pasa por la corrupción. O por los absurdos del sistema. Como podemos gastar más en armas que en combatir la pobreza y la desnutrición. Como permitimos que se invierta inadecuadamente los recursos para la conservación.
Hay muchos matices, muchas entradas. Quizás algo importante es preguntarse que ha hecho uno por la conservación el día de hoy. Que vamos a hacer mañana. O que hicimos ayer.
La reflexion final que quería hacer es sobre el nombre del planeta. Tierra. Porque lo habremos llamado tierra a un planeta que es agua. 70% agua. Incluso nosotros, los seres humanso y casi todos los seres vivientes somos en un 70% agua. Esa agua sin la cual no podemos vivir. Una persona decía, que hay debajo de los océanos. Pues una capa de tierra, pero una muy fina llamada corteza. Debajo está el fuego que es líquido. Más agua. A la larga, no tiene tanta importancia, pero me parece algo interesante.
Ahi va mi granito de arena.
sábado, 18 de abril de 2009
Sendero Quimis
El sol caia duro. Pero no hacía tanto calor. Habíamos quedado en reunirnos para evaluar un posible sendero en la zona seca de Quimis en la provincia de Manabí, a medio camino entre Jipijapa y Montecristi. Estabamos Mario de Quimis, Juan, especialista en senderos, Fernando un biólogo que está diseñando los senderos Paulo que coordina un proyecto de conservación en la zona y yo, que trato de ayudar en el área.
Siempre que menciono que trabajo por esa zona, la gente piensa en que hay no puede haber nada. Solo ceibo, maíz y rastrojo. Pero eso es lo que a mi me gusta del bosque seco. Que aunque puede causar una mala impresión al principio es un lugar fascinante, lleno de vida. Y más que nada de una vida muy especial, adaptada a la falta de agua.
Empezamos a caminar antes de las tres de la tarde. Entramos por una zona de cultivo de maíz. No había mucho en todo caso. Desde este lugar ya se veían los primeros ceibos. Ya estaban sin hojas, hace unas tres semanas que ya dejó de llover. Está empezando la floración. Es increíble. Empieza la época seca y la vida empieza a explotar. El ceibo es importante porque la flor es forraje para los animales, la lana sirve para hacer cojines y colchones y la flor sirve para la miel. Es un árbol muy productivo pero que la gente no valora mucho. Además de todos esos usos humanos el ceibo es un hábitat importante para especies vegetales como las epífitas que conviven con él o para las colembas que hacen sus nidos en las ramas.
Paulo, hablaba siempre de este lugar como un problema para el sendero, en el sentido de que no es natural. Yo discrepo porque la parte agrícola también puede ser un elemento interpretativo interesante. Para los públicos urbanos, conocer cómo se cultiva y conocer datos de la realidad de campo puede ser algo muy importante. Además, que el maíz como tal tiene muchas historias para contar. Es parte integral de nuestra cultura.
Ni bien empezamos a caminar ya hay cosas interesantes. Plantas rastreras, plantas de mate, unas esponjas naturales. Y bueno en el sendero iban apareciendo cosas. Más que nada plantas. Ceibos, palo santo, cactus, bromelias, árboles de troncos rojos. La primera parte del sendero estuvo suave. Una subida pero sin mucha dificultad.
En cada etapa íbamos viendo un poco lo que se necesitaba para hacer un buen sendero. Juan nos explicaba técnicas importantes para mejorar la experiencia del visitante y para evitar los daños en el sendero. No eran cosas del otro mundo, más bien cosas muy lógicas, pero que muchas veces no se aplican. Lo que sucede es que la gente piensa que tener senderos es solo abrir un camino a machete.
Para mi lo importante es que los chicos vean que se trata de un tema con mucha técnica. Que hay que pensar en los atractivos, pero también en los visitantes. Que se deben hacer obras para facilitar la caminata y evitar la erosión. Que se deben aprovechar los atractivos y no hacer senderos rectos ni tampoco muy abiertos. Que debe haber espacios para descansar, para admirar el paisaje y para el descubrimiento. También hablamos de la promoción, de la participación local. Otra vez, este es un tema de mucha ciencia y muy complejo.
La primera parte como decía fue sencilla. El sendero estaba abierto. Llegamos incluso hasta un camino carrozable. Según decía Mario, el camino antiguo entre Montecristi y Jipijapa. Esa es otra cosa importante de este lugar y que no valoramos en su justa dimensión, la historia y la cultura. Necesitamos rescatar eso. Para conocer de donde provenimos, para poder generar orgullo y ciudadanía.
Luego de ese camino la cosa se puso un poco más difícil. El camino no estaba abierto y aunque el sendero estaba bien marcado y no se podía uno perder, a ratos se cerraba. Y claro, empezamos a sentir el bosque seco en toda su fuerza. Nada de montañas demasiado empinadas pero si largas subidas. Muchas espinas y matorrales cerrados. El aroma del palo santo, el pegamento del muyuyo, las ramas secas. En un lugar, paramos y Juan explicaba algo y para hacerlo arrancó un tronco seco y descubrimos que dentro se escondías dos zarigüeyas bebes. Para estas cosas son fascinantes porque me hacen dar cuenta de que lo que vemos por encima es una cosa, pero hay mucho por explorar y descubrir.
Esta parte requirió de nosotros un cierto esfuerzo. Pero fue bueno porque llegamos a un lugar donde había una buena perspectiva del lugar. Se veía un bosque intervenido pero con cobertura vegetal. Por supuesto emergían los ceibos. También se veía mucho palo santo. Yo, como en el resto del camino, me dediqué a tomar fotos para tener un registro del lugar.
También vimos en este lugar un lugar utilizado ancestralmente. Unos huecos rodeados de piedras. La gente les llama tolas. A simple vista son huecos con piedras, pero dentro se encuentran piezas arqueológicas. Lamentablemente en muchos lugares, la gente los ha sacado para vender y han eliminado cualquier posibilidad de realizar estudios. Me da tanta frustración este tema. La gente no conoce lo importante que es nuestro patrimonio cultural. Y eso combinado con la pobreza, implica la destrucción del mismo. Abajo, en la casa de un comunero nos mostro un recipiente que seguro era un molde y unas piedras con unas figuras impresionantes. Pero claro, fuera del lugar, sin el contexto, ya no sirven para nada arqueológicamente hablando.
De ese lugar emprendimos el retorno que fue sencillo. Por un sendero abierto. Aunque hubo colinas que subir la cosa estaba más suave. Con Juan veníamos hablando con Mario y fue interesante escucharlo. El decía que prefiere mil veces la miel que el maíz. En un año el hace por lo menos 3 cosechas. En cambio con el maíz solo una y muchas veces sale a pérdida. Yo creo que hay que buscar más gente como y convencer a la gente para que trabaja en el bosque y no contra el bosque. Hay muchos beneficios que pueden ser sustentables. El turismo, la miel, el palo santo, la lana. Y mejor si todo eso se combina. Incluso se podría pensar en cultivos orgánicos familiares como complemento que permitan una subsistencia más adecuada de las familias.
Llegamos al final. Nos tomamos el agua que nos brindó la gente. Descansamos un poco antes de regresar a nuestras casas. En Portoviejo, en Guayaquil, en Quimis y en Puerto López. Esta visita me deja sentimientos encontrados. Por un lado, veo todo el potencial de la zona. Está ahí, visible. Pero también soy consciente de los desafíos que implica. Organización de la gente, asesoramiento técnico y financiamiento. En todo caso, creo que recorrer el lugar es una buena motivación para seguir en mis esfuerzos de conseguir los recursos y los apoyos necesarios para que la conservación del lugar sea una realidad.
Creo que este lugar refleja los múltiples aspectos de la conservación en la cordillera costera. Una diversidad y endemismo importante; recursos del bosque que la gente utiliza; ocupación ancestral del área; dificultades económicas y organizaciones débiles; poco aprecio al lugar por parte de la gente del lugar y de fuera; proyectos de infraestructura cercanos que no consideran los aspectos ambientales; un poco gente local y conservacionistas interesados en el área; un estado central que no ha intervenido mucho en la zona y gobiernos locales que no trabajan en conservación de la biodiversidad.
Es, en definitiva, un buen lugar para conocer y trabajar.
Siempre que menciono que trabajo por esa zona, la gente piensa en que hay no puede haber nada. Solo ceibo, maíz y rastrojo. Pero eso es lo que a mi me gusta del bosque seco. Que aunque puede causar una mala impresión al principio es un lugar fascinante, lleno de vida. Y más que nada de una vida muy especial, adaptada a la falta de agua.
Empezamos a caminar antes de las tres de la tarde. Entramos por una zona de cultivo de maíz. No había mucho en todo caso. Desde este lugar ya se veían los primeros ceibos. Ya estaban sin hojas, hace unas tres semanas que ya dejó de llover. Está empezando la floración. Es increíble. Empieza la época seca y la vida empieza a explotar. El ceibo es importante porque la flor es forraje para los animales, la lana sirve para hacer cojines y colchones y la flor sirve para la miel. Es un árbol muy productivo pero que la gente no valora mucho. Además de todos esos usos humanos el ceibo es un hábitat importante para especies vegetales como las epífitas que conviven con él o para las colembas que hacen sus nidos en las ramas.
Paulo, hablaba siempre de este lugar como un problema para el sendero, en el sentido de que no es natural. Yo discrepo porque la parte agrícola también puede ser un elemento interpretativo interesante. Para los públicos urbanos, conocer cómo se cultiva y conocer datos de la realidad de campo puede ser algo muy importante. Además, que el maíz como tal tiene muchas historias para contar. Es parte integral de nuestra cultura.
Ni bien empezamos a caminar ya hay cosas interesantes. Plantas rastreras, plantas de mate, unas esponjas naturales. Y bueno en el sendero iban apareciendo cosas. Más que nada plantas. Ceibos, palo santo, cactus, bromelias, árboles de troncos rojos. La primera parte del sendero estuvo suave. Una subida pero sin mucha dificultad.
En cada etapa íbamos viendo un poco lo que se necesitaba para hacer un buen sendero. Juan nos explicaba técnicas importantes para mejorar la experiencia del visitante y para evitar los daños en el sendero. No eran cosas del otro mundo, más bien cosas muy lógicas, pero que muchas veces no se aplican. Lo que sucede es que la gente piensa que tener senderos es solo abrir un camino a machete.
Para mi lo importante es que los chicos vean que se trata de un tema con mucha técnica. Que hay que pensar en los atractivos, pero también en los visitantes. Que se deben hacer obras para facilitar la caminata y evitar la erosión. Que se deben aprovechar los atractivos y no hacer senderos rectos ni tampoco muy abiertos. Que debe haber espacios para descansar, para admirar el paisaje y para el descubrimiento. También hablamos de la promoción, de la participación local. Otra vez, este es un tema de mucha ciencia y muy complejo.
La primera parte como decía fue sencilla. El sendero estaba abierto. Llegamos incluso hasta un camino carrozable. Según decía Mario, el camino antiguo entre Montecristi y Jipijapa. Esa es otra cosa importante de este lugar y que no valoramos en su justa dimensión, la historia y la cultura. Necesitamos rescatar eso. Para conocer de donde provenimos, para poder generar orgullo y ciudadanía.
Luego de ese camino la cosa se puso un poco más difícil. El camino no estaba abierto y aunque el sendero estaba bien marcado y no se podía uno perder, a ratos se cerraba. Y claro, empezamos a sentir el bosque seco en toda su fuerza. Nada de montañas demasiado empinadas pero si largas subidas. Muchas espinas y matorrales cerrados. El aroma del palo santo, el pegamento del muyuyo, las ramas secas. En un lugar, paramos y Juan explicaba algo y para hacerlo arrancó un tronco seco y descubrimos que dentro se escondías dos zarigüeyas bebes. Para estas cosas son fascinantes porque me hacen dar cuenta de que lo que vemos por encima es una cosa, pero hay mucho por explorar y descubrir.
Esta parte requirió de nosotros un cierto esfuerzo. Pero fue bueno porque llegamos a un lugar donde había una buena perspectiva del lugar. Se veía un bosque intervenido pero con cobertura vegetal. Por supuesto emergían los ceibos. También se veía mucho palo santo. Yo, como en el resto del camino, me dediqué a tomar fotos para tener un registro del lugar.
También vimos en este lugar un lugar utilizado ancestralmente. Unos huecos rodeados de piedras. La gente les llama tolas. A simple vista son huecos con piedras, pero dentro se encuentran piezas arqueológicas. Lamentablemente en muchos lugares, la gente los ha sacado para vender y han eliminado cualquier posibilidad de realizar estudios. Me da tanta frustración este tema. La gente no conoce lo importante que es nuestro patrimonio cultural. Y eso combinado con la pobreza, implica la destrucción del mismo. Abajo, en la casa de un comunero nos mostro un recipiente que seguro era un molde y unas piedras con unas figuras impresionantes. Pero claro, fuera del lugar, sin el contexto, ya no sirven para nada arqueológicamente hablando.
De ese lugar emprendimos el retorno que fue sencillo. Por un sendero abierto. Aunque hubo colinas que subir la cosa estaba más suave. Con Juan veníamos hablando con Mario y fue interesante escucharlo. El decía que prefiere mil veces la miel que el maíz. En un año el hace por lo menos 3 cosechas. En cambio con el maíz solo una y muchas veces sale a pérdida. Yo creo que hay que buscar más gente como y convencer a la gente para que trabaja en el bosque y no contra el bosque. Hay muchos beneficios que pueden ser sustentables. El turismo, la miel, el palo santo, la lana. Y mejor si todo eso se combina. Incluso se podría pensar en cultivos orgánicos familiares como complemento que permitan una subsistencia más adecuada de las familias.
Llegamos al final. Nos tomamos el agua que nos brindó la gente. Descansamos un poco antes de regresar a nuestras casas. En Portoviejo, en Guayaquil, en Quimis y en Puerto López. Esta visita me deja sentimientos encontrados. Por un lado, veo todo el potencial de la zona. Está ahí, visible. Pero también soy consciente de los desafíos que implica. Organización de la gente, asesoramiento técnico y financiamiento. En todo caso, creo que recorrer el lugar es una buena motivación para seguir en mis esfuerzos de conseguir los recursos y los apoyos necesarios para que la conservación del lugar sea una realidad.
Creo que este lugar refleja los múltiples aspectos de la conservación en la cordillera costera. Una diversidad y endemismo importante; recursos del bosque que la gente utiliza; ocupación ancestral del área; dificultades económicas y organizaciones débiles; poco aprecio al lugar por parte de la gente del lugar y de fuera; proyectos de infraestructura cercanos que no consideran los aspectos ambientales; un poco gente local y conservacionistas interesados en el área; un estado central que no ha intervenido mucho en la zona y gobiernos locales que no trabajan en conservación de la biodiversidad.
Es, en definitiva, un buen lugar para conocer y trabajar.
jueves, 9 de abril de 2009
Bosque Protector Cerro Blanco
El Bosque Protector Cerro Blanco fue creado en 1989 con 2000 hectáreas. Luego, debido a ampliaciones, tenemos que en el 2008 su superficie alcanza las 6000 hectáreas. Lo característico del bosque protector es el bosque seco, pero también tenemos bosques de trancisión hacia lo húmedo y unas quebradas con vegetación riparia particular.
Una de las cosas más interesantes de esta área es su cercanía de Guayaquil. En 20 minutos uno puede llegar del centro de la ciudad más poblada del Ecuador, a este refugio de la naturaleza. Caminando media hora en el sendero y penentrando 5 minutos en la quebrada, nos encontramos en la naturaleza pura. Es simplemente fascinante contar con un remanente de bosque tan cerca de Guayaquil.
Da para pensar, porque mucho de lo que ahora es Guayaquil era antes bosque seco. Pero la ciudad ha crecido y ha eliminado casi toda la cobertura vegetal. Y bueno, los bosques también fueron utilizados para obtener madera para la construcción pero básicamente para la contrucción de barcos.
Existen evidencias arqueológicas en Cerro Blanco que demuestran una ocupación ancestral del territorio. Pero claro, la reciente del lugar es la que más se conoce. Había en el lugar una hacienda de donde se sacaba madera, se realizaban cultivos y se tenía ganado. Además, se explotaba piedra caliza.
Su nombre, Cerro Blanco, no tienen un origen cierto. Algunas personas dicen que se refiere a la caliza. Otras personas dicen que tiene que ver con las nubes que cubren las montañas.
El bosque protector ha sido administrado por Fundación Natura en sus inicios y por la Fundación Pro-Bosque desde 1993. Durante todos estos años se han desarrollado actividades de investigación científica, de prevención y control de incendios forestales, de reforestación, de educación ambiental, de turismo, de rescate de vida silvestre. En realidad, el bosque es una de las áreas protegidas del Ecuador con mayor manejo.
Sin embargo, existen muchas presiones. Por un lado las canteras que avanzan hacia el bosque, por otro asentamientos ilegales que llegan muy cerca del bosque. Existe gente que entra a cazar o talar madera. Algunos incluso entran a causar incendios.
Es importante valorar el bosque protector porque es la muestra más importante de un ecosistema en peligro cerca de Guayaquil. Es un privilegio contar con un lugar así y es importante que todos nos involucremos en su conservación.
Una de las cosas más interesantes de esta área es su cercanía de Guayaquil. En 20 minutos uno puede llegar del centro de la ciudad más poblada del Ecuador, a este refugio de la naturaleza. Caminando media hora en el sendero y penentrando 5 minutos en la quebrada, nos encontramos en la naturaleza pura. Es simplemente fascinante contar con un remanente de bosque tan cerca de Guayaquil.
Da para pensar, porque mucho de lo que ahora es Guayaquil era antes bosque seco. Pero la ciudad ha crecido y ha eliminado casi toda la cobertura vegetal. Y bueno, los bosques también fueron utilizados para obtener madera para la construcción pero básicamente para la contrucción de barcos.
Existen evidencias arqueológicas en Cerro Blanco que demuestran una ocupación ancestral del territorio. Pero claro, la reciente del lugar es la que más se conoce. Había en el lugar una hacienda de donde se sacaba madera, se realizaban cultivos y se tenía ganado. Además, se explotaba piedra caliza.
Su nombre, Cerro Blanco, no tienen un origen cierto. Algunas personas dicen que se refiere a la caliza. Otras personas dicen que tiene que ver con las nubes que cubren las montañas.
El bosque protector ha sido administrado por Fundación Natura en sus inicios y por la Fundación Pro-Bosque desde 1993. Durante todos estos años se han desarrollado actividades de investigación científica, de prevención y control de incendios forestales, de reforestación, de educación ambiental, de turismo, de rescate de vida silvestre. En realidad, el bosque es una de las áreas protegidas del Ecuador con mayor manejo.
Sin embargo, existen muchas presiones. Por un lado las canteras que avanzan hacia el bosque, por otro asentamientos ilegales que llegan muy cerca del bosque. Existe gente que entra a cazar o talar madera. Algunos incluso entran a causar incendios.
Es importante valorar el bosque protector porque es la muestra más importante de un ecosistema en peligro cerca de Guayaquil. Es un privilegio contar con un lugar así y es importante que todos nos involucremos en su conservación.
Comunicación
Uno de los aspectos más importantes de la conservación es la comunicación. Sin comunicación es imposible pensar en conservación. Y eso tiene dos matices
El primero es que la conservación es un asunto que depende de muchos actores. Se necesita coordinar acciones, alcanzar consensos, discutir temas. Y para todo eso se necesita canales de comunicación que sean efectivos y válidos. Es importante que todos los involucrados se conozcan entre si y que puedan interactuar de la mejor manera.
El segundo matiz es el de la comunicación como parte de las estrategias de sensibilización, concienciación y educación. Es necesario desarrollar en las poblaciones los conocimientos y los intereses necesarios para que la preocupación por la conservación se traduzca en acciones individuales y colectivas.
Existen muchos medios de comunicación posibles. Lo fundamental es escoger los adecuados de acuerdo al tema, a los interlocutores y el momento. Se puede trabajar con internet, pero también con representaciones artítisticas. Se pueden producir impresos o realizar programas de televisión. Todo es válido pero siempre y cuando sea un medio adecuado para los que emiten el mensaje y lo receptan. De nada vale hacer una página web bonita y práctica si la penetración del internet es mínima en nuestros interlocutores. No es útil producir libros si la gente no lee o el tema no es redactado de manera adecuada.
Los proyectos de conservación muchas veces reconocen la importancia de la comunicación pero no le dan suficiente tiempo ni recursos. Se asume que se puede hacer comunicación con pocos recursos. Y se puede, pero se debe contar con una persona que piense estratégicamente y que pueda liderar e implementar ciertos temas. Muchas veces, la comunicación es una cuestión de voluntad. De tomarse un tiempito para producir cosas que valen la pena. Por ejemplo, ahora, se toman unas fotos y se pueden hacer presentaciones en la computadora de manera sencilla. Claro, no será el documental de National Geographic o de Disney, pero sirve.
Creo que lo fundamental es reconocer la importancia de comunicación y actuar en concordancia.
El primero es que la conservación es un asunto que depende de muchos actores. Se necesita coordinar acciones, alcanzar consensos, discutir temas. Y para todo eso se necesita canales de comunicación que sean efectivos y válidos. Es importante que todos los involucrados se conozcan entre si y que puedan interactuar de la mejor manera.
El segundo matiz es el de la comunicación como parte de las estrategias de sensibilización, concienciación y educación. Es necesario desarrollar en las poblaciones los conocimientos y los intereses necesarios para que la preocupación por la conservación se traduzca en acciones individuales y colectivas.
Existen muchos medios de comunicación posibles. Lo fundamental es escoger los adecuados de acuerdo al tema, a los interlocutores y el momento. Se puede trabajar con internet, pero también con representaciones artítisticas. Se pueden producir impresos o realizar programas de televisión. Todo es válido pero siempre y cuando sea un medio adecuado para los que emiten el mensaje y lo receptan. De nada vale hacer una página web bonita y práctica si la penetración del internet es mínima en nuestros interlocutores. No es útil producir libros si la gente no lee o el tema no es redactado de manera adecuada.
Los proyectos de conservación muchas veces reconocen la importancia de la comunicación pero no le dan suficiente tiempo ni recursos. Se asume que se puede hacer comunicación con pocos recursos. Y se puede, pero se debe contar con una persona que piense estratégicamente y que pueda liderar e implementar ciertos temas. Muchas veces, la comunicación es una cuestión de voluntad. De tomarse un tiempito para producir cosas que valen la pena. Por ejemplo, ahora, se toman unas fotos y se pueden hacer presentaciones en la computadora de manera sencilla. Claro, no será el documental de National Geographic o de Disney, pero sirve.
Creo que lo fundamental es reconocer la importancia de comunicación y actuar en concordancia.
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